Madres y padres antiperfectos
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Ser un "padre o madre antiperfecto" significa dejar atrás la rigidez y las normas estrictas para evitar sentirse abrumado, culpable o aislado, y priorizar ante todo la relación con nuestros hijos. La meta es ser adultos presentes, compasivos y conscientes que buscan el equilibrio emocional para que el niño se sienta seguro.
Se utiliza la analogía de Serpientes y Escaleras: las escaleras son las actitudes que nos ayudan a ascender en la relación (como el juego, la alegría y el contacto físico respetuoso), mientras que las serpientes son las que nos hacen retroceder (como las burlas o el sarcasmo, o tomarse su conducta como algo personal).
La habilidad central es la autorregulación del adulto para no reaccionar automáticamente y gritar, lo que nos obliga a sanar primero nuestras propias "huellas" de la infancia.
Para construir una relación sólida, es importante:
- Juego: Es un puente clave para la conexión y la autorregulación. Se logra con acciones sencillas: cantar, bailar, hacer voces graciosas o ensuciarse juntos.
- Curiosidad y Empatía: Actúa como un "detective amoroso". Busca comprender por qué se comporta así, pregunta cómo se siente y hazle saber que no está solo en su malestar, sin involucrarlo en problemas de adultos (como los económicos o conflictos de pareja).
Al priorizar la relación, creas un ambiente de contención donde el niño se siente visto, contenido y seguro para explorar el mundo.
